La mona de la Catedral de Jaén
En la parte más antigua de la Catedral de Jaén, aposentada sobre un entablamento gótico vive desde tiempo inmemorial una criaturilla extraña, llamada popularmente «La mona». A lo largo de los siglos se ha estudiado la interpretación de esta escultura. La más reciente habla de un judío. La más extendida habla de Baphomet, es decir la representación de una deidad vinculada al mal. De hecho, cuando comenzó la persecución de los templarios, se decía que adoraban a ese personaje.
En cualquier caso, y por lo que hoy estamos aquí es para hablar de «la mona». Esta escultura siempre ha levantado la curiosidad de los jienenses que pasaban bajo su mirada a diario. Los mayores advertían a los pequeños que se cuidaran del peligroso ser que habitaba el friso de la Catedral, por eso, los habitantes de la ciudad, pasaban por delante sin levantar la vista. Cuenta la leyenda, que unos chavales, desafiando las enseñanzas de sus mayores, se entretenían tirándole piedras al animalejo. Por su juventud, apenas llegaban a atinar con la puntería. Pero de uno de ellos acertó en el tiro y le dio de lleno a la mona, mutilandole la nariz. Acto y seguido el chico cayó al suelo desmayado y comenzó a convulsionar. Los demás niños, formando gran algarabía llamaron a los adultos que por allí andaban. Llevaron el niño a su casa, y aunque a los médicos hicieron todo lo posible por salvarlo el niño pasó a mejor vida.
Desde entonces, el miedo a la mona se hizo aún más fuerte. Desde entonces, la gente procura esquivar el paso por delante, y si lo hace, no fijan la mirada en la escultura. ¿Te atreves a venir a Jaén a desafiar a la mona? ¡Hazlo con una de nuestras visitas guiadas!